martes, 12 de noviembre de 2013

EVALUACIÓN Y PREVENCIÓN DE LESIONES


La prevención con pruebas de detección de lesiones forma normalmente parte de la revisión física previa a la temporada de competición, y su fin principal es identificar a deportistas con riesgo de lesionarse.




Lo más normal es que este tipo de evaluaciones las realice el fisioterapeuta o el preparador físico, pero se explicarán aquí los principios básicos de identificación, ya que cualquier deportista puede beneficiarse de ellos simplemente por la observación e interpretación de su propio cuerpo y de sus sensaciones diarias. Al fin y al cabo, uno mismo es el que mejor entiende su cuerpo, solo hay que prestarle un poquito de atención.

Cuando se identifican patrones de movimiento que supongan un riesgo de lesión, se diseñarán programas con el fin de prevenir lesiones y que atajen la causa de los movimientos ineficaces. Con esto, tal vez se consiga reducir el índice de lesiones, aunque nunca podamos estar seguros al 100%.

Estos protocolos de detección de riesgos normalmente implican la ejecución de forma lenta determinados patrones de movimiento dinámicos, en los que se intenta identificar desequilibrios musculares que alteren las relaciones normales de pares de fuerza, alineación ortostática, la cinemática articular y el control neuromuscular. En esencia, el profesional observa si el deportista puede mantener una alineación neutra de los segmentos de las extremidades (piernas o brazos) mientras realiza patrones de movimiento dinámicos. Si el segmento observado se aparta de esta neutralidad, tal vez pueda deberse a tirantez o debilidad musculares. La tirantez puede estar presente en los músculos en la dirección del movimiento de la extremidad. Se cree que los músculos excesivamente tirantes ejercen tracción sobre la extremidad en la dirección de la tirantez, fuera de la alineación neutra. También podemos encontrar una inhibición o debilidad muscular en los músculos que actúan en la dirección opuesta al movimiento de la extremidad, por lo que estos músculos débiles no generan fuerza suficiente para mantener una alineación correcta.

Ambas situaciones alteran la cinemática articular y aumentan peligrosamente la tensión sobre los tejidos periarticulares, llevándolos a una posible insuficiencia con el paso del tiempo.

Existen registros con formatos preestablecidos para recoger todos estos datos observados y poder compararlos con posteriores análisis. Uno de los más conocidos es el formato SOEP (Subjetivo, Objetivo, Evaluación, Plan):

Subjetivo: Aquí se recogen las notas de información que el profesional considera relevante de su entrevista con el deportista, como impresiones generales, localización de la lesión, lesiones previas, síntomas que presenta el deportista, etc.
Objetivo: Este apartado comprende la información recogida en la fase objetiva de la evaluación, ya no caben las impresiones personales. Se deben registrar solo signos y síntomas significativos puestos de manifiesto durante la evaluación.
Evaluación: La evaluación de la lesión es la opinión profesional del fisioterapeuta o preparador físico sobre la impresión y naturaleza de la lesión. Aunque no se sepa determinar exactamente, intentar localizar los tejidos patológicos afectados, así como el nivel de gravedad.
Plan: Con todo lo anterior, se realiza un plan de tratamiento o ejercicios que debe incluir la intención y los objetivos de intervención. A veces este plan consiste unicamente en colocar una férula, vendaje, etc. Este Plan de Tratamiento es el paso final del registro SOEP, y se deben incluir los objetivos tanto a corto como a largo plazo, que se irán revisando y modificando con cada nueva evaluación, según el grado de éxito conseguido.

Como hemos visto, existen registros y métodos profesionales exhaustivos para intentar detectar y prevenir lesiones entre nuestros deportistas, pero también es posible que el propio deportista, con un poco de atención y observación, se haga su propia evaluación a lo largo del tiempo, y esta es siempre la prevención más efectiva. Solo hay que tener en cuenta los principios básicos explicados, por ejemplo con pequeñas notas sobre sus propias sensaciones tras los entrenamientos, al final de la semana, en los cambios de planes o entrenamientos, atendiendo a zonas donde se suelan tener molestias/dolores con frecuencia repetida, inspección de las extremidades, palpación de la propia musculatura para identificar diferencias de sensaciones entre músculos, etc. Con esto, es fácil identificar los pequeños “avisos” que el propio cuerpo va enviando ante ciertos desequilibrios, acudiendo a un profesional en el caso de que sea necesario.

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